lunes, 10 de abril de 2017

PERSONAJES DE MI ENTORNO
Por su aspecto no podrían tener más allá de veintipocos años. Estaban delante de mí en el mostrador de la tienda de motos. Yo iba a abonar la reparación de mi veterana Honda que habían hecho en el taller. El atuendo de ambos era de lo más tropical: camiseta de tirantes con diseño de dibujos electrizantes y bermudas de colores chillones portaba él;  leggins ceñidos de color oscuro y camisetita brillante ajustada llevaba ella, con un enorme moño en la cabeza al estilo Emy Winehouse que aumentaba en extremo su corporeidad.
Me llamó la atención una cadena de oro que con profundo orgullo mostraba el chico. Podíamos decir que con su brillo iluminaba todo el recinto. El grosor de la misma era tal que podría servir para el fondeo de una embarcación de 10 toneladas de desplazamiento, creo. Yo esperaba que al volverse podría ver la efigie de Camarón en bajorrelieve, como ya había visto en diversas ocasiones, pero hete aquí mi sorpresa cuando al girarse el chico media vuelta, un enorme corazón dorado lucía en el pecho del susodicho y en el centro del mismo, ¡oh, amor! figuraba una fotografía de ambos rodeados de una cenefa vegetal labrada en el dorado, presumiblemente de laurel olímpico.
        Debido a la cercanía no pude evitar oír parte de la conversación con el dependiente que trataba sobre la compra de una moto. Una vez elegido modelo y color, el responsable de la tienda preguntó a nombre de quién estaría el vehículo. Decidieron que la propietaria iba a ser ella. Seguidamente les preguntó, lógicamente, como iban abonar la compra. Sin ningún género de dudas él chico contesto que en dinero contante y sonante y acto seguido saco del bolsillo un fajo de billetes los cuales comenzaron a volar velozmente de sus manos al dependiente,  que iba clasificando y contando adecuadamente; billetes de 50 y 100  euros corrían sin miramiento  por el mostrador ante mi vista estupefacta, poco acostumbrada a tales cantidades de dinero.
        Una vez resuelta la compra, ella pide que le entreguen la moto cuanto antes ya que al día siguiente era el cumpleaños de su hijo (¿cuál sería su edad si ella aparentemente era extremadamente joven?) y lo quería celebrar dándole  un paseo en la moto.

        ¡Qué precocidad! ¡Qué dominio! ¡Qué control de las situaciones! ¡Luego dicen que los jóvenes no saben buscarse la vida! Tomad ejemplo de estas dos personas que, con total seguridad, consiguen sus objetivos con sumo esfuerzo, honradez, dedicación, sacrificio y entrega. ¿O quizá me estoy equivocando y la película es otra?

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