jueves, 19 de septiembre de 2013

"El Profesor" de Frank McCourt

Algunos párrafos sacados del libro "El Profesor" de Frank McCourt (premio Pulitzer, autor de Las Cenizas de Ángela).

Recomendable lectura para todos los profesionales de la enseñanza.

                                                             <<<<<>>>>>

Oiga, señor McCourt ¿ha hecho alguna vez algún trabajo de verdad, no de profesor sino, ya sabe, trabajo de verdad?

¿Estás de broma? ¿Qué crees que es la enseñanza? Echa una mirada a este aula y piensa si te gustaría subir aquí arriba y hacerles frente todos los días. A vosotros. La enseñanza es más dura que trabajar en los muelles y los almacenes…

                                                            <<<<<>>>>>

El catedrático de Pedagogía de la Universidad de Nueva York nos advirtió sobre los días de enseñanza que nos esperaban. Dijo que las primeras impresiones son fundamentales. Dijo: “E1 modo en que reciban y saluden a su primera clase puede determinar el transcurso de toda su carrera profesional. De toda su carrera profesional. Les estarán vigilando. Ustedes los estarán vigilando a ellos. Estarán tratando con adolescentes estadounidenses, una especie peligrosa, y no tendrán piedad con ustedes. Les tomaran la medida, y decidirán qué hacer con ustedes. ¿Se creerán ustedes que controlan la situación? Pues no se lo crean. Son como un misil guiado por el calor. Cuando van por ustedes, siguen un instinto primigenio. Es función de los jóvenes librarse de sus mayores, hacerse sitio en el planeta. Lo saben ustedes, ¿verdad? Los griegos lo sabían. Lean a los griegos.”

                                                          <<<<<>>>>>

El catedrático decía que antes de que tus alumnos hayan entrado en el aula, tú ya debes haber decidido dónde estarás (“postura y situación") y quién serás (“identidad e imagen"). Yo no me había imaginado que enseñar fuera tan complicado. Decía: “No pueden enseñar si no saben dónde situarse físicamente. Esa aula puede ser para ustedes un campo de batalla o un campo de juegos. Y tienen que saber quiénes son ustedes. Recuerden lo que dijo Pope: “Conócete a ti mismo, no aspires a escudriñar a Dios. El objeto propio de estudio de la humanidad es el hombre.” En su primer día de clase deben ponerse de pie a la puerta de su aula y decir a sus alumnos cuanto se alegran de verlos. De pie, he dicho. Cualquier dramaturgo les dirá que cuando el actor se sienta, la obra también se sienta. La mejor medida, con diferencia, es establecerse a si mismo como presencia, y hacerlo fuera, en el pasillo. Fuera, he dicho. Ese es su territorio, y cuando los vea allí fuera los verán como profesores fuertes, sin miedo, dispuestos a hacer frente a la horda. Una clase es eso, una horda. Y ustedes son profesores guerreros. La gente no lo tiene en cuenta. Su territorio es como su aura, los acompaña en todas partes, en los pasillos, en las escaleras e, indubitablemente, en el aula.
No consientan jamás que invadan su territorio. Jamás. Y recuerden: los profesores que se sientan, e incluso los que se ponen de pie detrás de sus mesas, padecen una inseguridad esencial y deberían probar suerte en otro tipo de trabajo.

                                                               <<<<<>>>>>

Si les levantas la voz o les hablas en tono cortante, los pierdes. Así es como les tratan, en general sus padres y los centros educativos…

                                                                < <<<<>>>>>

El aula es un lugar de gran dramatismo. Nunca sabes lo que has hecho para o por los centenares de alumnos  que llegan y se van. Los ves salir del aula: soñadores, apagados, burlones, con admiración, sonrientes, desconcertados. Al cabo de unos años desarrollas unas antenas. Te das cuenta de si les has llegado o si los has hecho apartarse de ti. Es una química. Es psicología. Es instinto animal. Estás con los chicos y,  mientras quieras ser profesor, no tienes escapatoria.

                                                               <<<<<>>>>>

Compártelo