Infravaloración del
esfuerzo.
Hay
realmente un componente loable en la búsqueda del estado del bienestar en el
que están implicados todos y cada uno de los ciudadanos del mundo occidental.
El problema se produce cuando este bienestar se convierte en el estado de la
superabundancia, en la sociedad del hartazgo y el derroche.
Desde el momento en que
nacen nuestro niños están continuamente rodeados de cosas que obtienen per se, sin que tengan que hacer ni el
más mínimo mérito para conseguirlas. Desde pequeños están imbuidos de la idea
del derecho a la posesión, de no necesitar la realización de ningún tipo de
sacrificio personal para conseguir lo que desean. Los medios de comunicación, especialmente los
programas basura, las series rosa, los reality
shows de la televisión muestran que basta ser zafio, burdo, charlatán,
maleducado, etc., para conseguir el éxito social. En este contexto es difícil
persuadir a nuestros adolescentes de los beneficios del esfuerzo para el
desarrollo de las competencias sociales.